“Si las plagas no paran, el control biológico tampoco debería hacerlo”. Ana Belén Arévalo, técnico de Desarrollo en Campo de Agrobío, está convencida de que la tendencia en la agricultura almeriense a iniciar las campañas cada vez antes obliga a intensificar las sueltas de auxiliares.
El Departamento de Desarrollo de Agrobío lleva varios años trabajando en un proyecto dirigido a mejorar la efectividad del control biológico en cucurbitáceas, unos cultivos que, hasta la fecha, se encuentran rezagados en la implantación de estás técnicas respetuosas con el medio ambiente para luchar contra las plagas que afectan a los cultivos en invernadero.
Representa una de las líneas de desarrollo en las que más avanzó últimamente Agrobío, con su propuesta de sueltas de ácaros presa. En este punto, está continuamente, dada la demanda, realizando charlas para agricultores en cooperativas y otros puntos de encuentro con el objetivo de mostrar los avances que se están registrando al respecto y que impulsan la mejora del protocolo del control biológico en el cultivo de cucurbitáceas, segmento en el que hasta la fecha menos implantación tiene la técnica en plantaciones bajo abrigo de la provincia. Así, se abre un amplio abanico de posibilidades de mejora, no sólo en pepino, cultivo en el que se han desarrollado la mayor parte de los ensayos, sino también en calabacín, melón, sandía y otros productos.
La implantación del control biológico en la horticultura almeriense como método para luchar contra las plagas mantiene una evolución constante, a pesar de que, en algunos cultivos las técnicas avalan a la perfección su efectividad, como es en el caso del tomate o el pimiento, donde ya se utilizan masivamente. No en vano, en el 70% de los cultivos bajo abrigo se tiene en cuenta el trabajo que realizan los enemigos naturales para acabar con los bichos nocivos.