Los cultivos de melón y sandía en los invernaderos son ciclos muy cortos en los que el desarrollo del cultivo es muy rápido. Pero también lo son la evolución de las plagas y de las poblaciones de enemigos naturales.
Estos cultivos suelen trasplantarse en los meses de invierno, justo después de arrancar el cultivo del ciclo de otoño. Las poblaciones de trips en los invernaderos en estas fechas son las más altas del año, debido al arranque de cultivos y a que el desarrollo de Orius se frena durante el invierno, por la falta de polen y las condiciones adversas.
El control biológico aumenta su eficacia cuando conseguimos darle continuidad durante toda la campaña agrícola. Por lo que es importante romper el ciclo biológico de las plagas en primavera y no descuidar la prevención en los meses siguientes a la salida del invierno.
Con la entrada del calor, todos los insectos se activan. Y las herramientas que tenemos de control en melón y sandía son eficaces y dan resultados excelentes.
“Si las plagas no paran, el control biológico tampoco debería hacerlo”. Ana Belén Arévalo, técnico de Desarrollo en Campo de Agrobío, está convencida de que la tendencia en la agricultura almeriense a iniciar las campañas cada vez antes obliga a intensificar las sueltas de auxiliares.
El Departamento de Desarrollo de Agrobío lleva varios años trabajando en un proyecto dirigido a mejorar la efectividad del control biológico en cucurbitáceas, unos cultivos que, hasta la fecha, se encuentran rezagados en la implantación de estás técnicas respetuosas con el medio ambiente para luchar contra las plagas que afectan a los cultivos en invernadero.
Representa una de las líneas de desarrollo en las que más avanzó últimamente Agrobío, con su propuesta de sueltas de ácaros presa. En este punto, está continuamente, dada la demanda, realizando charlas para agricultores en cooperativas y otros puntos de encuentro con el objetivo de mostrar los avances que se están registrando al respecto y que impulsan la mejora del protocolo del control biológico en el cultivo de cucurbitáceas, segmento en el que hasta la fecha menos implantación tiene la técnica en plantaciones bajo abrigo de la provincia. Así, se abre un amplio abanico de posibilidades de mejora, no sólo en pepino, cultivo en el que se han desarrollado la mayor parte de los ensayos, sino también en calabacín, melón, sandía y otros productos.