La araña roja es una plaga que afecta a muchas especies vegetales y cada vez está más extendida. Seguro que ya la has visto o ‘sufrido’ en huertos, jardines e incluso en las macetas de casa.
Tetranychus urticae vive de maravilla con temperaturas altas y baja humedad relativa. Se reproduce muy rápido, y es capaz de tejer telas para crear su propio microclima, mantenerse activa e incluso protegerse de los tratamientos.
Mientras desarrolla sus colonias va cubriendo las plantas de telas de araña y al alimentarse de las hojas va dejando manchas que impiden realizar correctamente la fotosíntesis debilitando la planta hasta matarla. Además, como una ‘buena’ plaga responde ante los tratamientos químicos haciéndose más fuerte y resistente.
Ya son pocos los fitosanitarios que le pueden hacer frente; pero existe un mecanismo natural, un depredador excelente y el mejor comiendo araña roja, su enemigo Phytoseiulus persimilis, un ácaro gordito y rojizo.
Protocolo. La mejor estrategia contra la plaga es la suelta preventiva de A. andersoni, combinada con A. swirskii
Hasta hace poco tiempo, el control de la araña roja se basaba en el uso de tratamientos fitosanitarios aplicados en los focos donde aparecía. Sin embargo, debido a la resistencia que ha desarrollado esta plaga a dichas materias activas, se están obteniendo mejores resultados gracias al uso de enemigos naturales.
Entrevista a Ana B. Arévalo, Técnico de Desarrollo de Agrobío. José Esteban Ruiz. Ana Belén Arévalo lleva trabajando en Agrobío desde hace una década. Reconoce que le apasiona su trabajo, y destaca del mismo las posibilidades que le ofrece para estar en contacto con el campo, y establecer ese nexo de unión entre demandas e investigaciones. Hace un año se incorporó al departamento de Desarrollo de Agrobío, un área en la que se intensifica la labor de transferencia al campo del conocimiento que se adquiere a través de la investigación. No obstante, desde Desarrollo hacen una labor inversa ya que recogen todas las demandas de los productores para que se lleven a cabo las investigaciones pertinentes y se obtengan las soluciones que precisan los agricultores.
La implantación del control biológico en la horticultura almeriense como método para luchar contra las plagas mantiene una evolución constante, a pesar de que, en algunos cultivos las técnicas avalan a la perfección su efectividad, como es en el caso del tomate o el pimiento, donde ya se utilizan masivamente. No en vano, en el 70% de los cultivos bajo abrigo se tiene en cuenta el trabajo que realizan los enemigos naturales para acabar con los bichos nocivos.
Como novedad ha dado a conocer la utilización del Amblyseius andersoni para el cultivo de pimiento, que se prevé aumente la producción entre los agricultores del campo de Níjar.