“Si las plagas no paran, el control biológico tampoco debería hacerlo”. Ana Belén Arévalo, técnico de Desarrollo en Campo de Agrobío, está convencida de que la tendencia en la agricultura almeriense a iniciar las campañas cada vez antes obliga a intensificar las sueltas de auxiliares.
En 2007 la agricultura almeriense se enfrentó a una dura prueba. Europa pedía seguridad alimentaria y la única solución era el control biológico. Han pasado diez años y los agricultores almerienses son ahora expertos en este concepto. Agrobío ha sido arte y parte en esta transformación.
En una entrevista a fondo emitida en el espacio Ser Agricultor (Cadena Ser Provincia de Almería), José Antonio Santorromán analiza el papel desempeñado por el control biológico y la biopolinización en el modelo agrícola almeriense, con sus luces, que son muchas y sus sombras, que no pueden ni deben obviarse.
Entrevista a J.A. Santorromán, Director de Agrobío S.L.
Impulsar la viabilidad de la agricultura sostenible mediante el uso de abejorros para la polinización en invernaderos y el uso del control biológico para combatir las plagas de los cultivos fueron los dos objetivos con los que nació Agrobío en 1995. “Tenemos varias líneas de producción de fauna auxiliar para el control de plagas y respecto a la producción de abejorros producimos varias subespecies dependiendo de la zona geográfica donde vayan a ser introducidos”, puntualiza José Antonio Santorromán Lacambra, director de Agrobío.
La empresa comenzó con la introducción del abejorro para la polinización de diversas clases de flores y en 2007 se inició en el control biológico de plagas, llegando a los agricultores a través de cooperativas y almacenes. Un proyecto con un claro valor ambiental, como explica su director: “El control biológico y la biopolinización permiten lograr un entorno más natural, diverso y equilibrado, libre del uso de residuos químicos”.
Con un equipo de 120 personas y una facturación de 16 millones de euros, el proyecto mira al futuro pensando en el desarrollo de diversos organismos para frenar las plagas de forma sostenible. “Aún queda mucho trabajo por hacer. La agricultura es un sector vivo y hay futuro”.
Como todos recordamos, los años 60 fueron el comienzo de la primera revolución verde. Con la llegada de la mecanización del campo, las mejoras varietales, la fertirrigación y el control químico de plagas, el campo experimentó un importante cambio que contribuyó de forma decisiva al incremento de la producción de alimentos, superar la escasez y mejorar la nutrición de la población de muchas partes del mundo. Y aunque hay otras partes que todavía están esperando esta revolución, las sociedades más avanzadas técnicamente se encuentran en la búsqueda de productos cada vez más limpios y seguros.